Yo no sé qué impulsará a otros escritores a escribir, pero yo tampoco sé qué me lleva a mí a escribir. Yo sólo sé que me hechiza la belleza de las palabras. Y por eso escribo. A diferencia de muchos escritores, no tengo un tiempo específico designado a escribir. A mí la disciplina siempre me ha aburrido muchísimo. Tampoco tengo un espacio ideal que me inspire para escribir.  Yo escribo en cualquier sitio, ya sea sentado o parado, debajo de un árbol, en un café, en la cabina de un avión, en una butaca de un tren, en alguna sala de espera, sobre la yerba en algún parque, donde sea. Si pudiera lo haría mientras pedaleo mi bicicleta (créeme, todavía no he querido poseer un auto), pero desafortunadamente carezco de esa habilidad. Yo solo sé que escribo...

     Además de escribir, actúo. Estudié actuación y teatro en Temple University en Filadelfia. Y años  más tarde, a los cuarenta años, decidí estudiar arquitectura en la Universidad de Puerto Rico. Desafortunadamente, mi madre fue diagnosticada con cáncer de médula ósea y opté por dejar la universidad para cuidarla. Al morir, regresé a la universidad y se me negaron las ayudas financieras. Entonces decidí buscar trabajo en lo que fuera para sobrevivir. Actualmente, trabajo en una firma de ingeniería, responsable de  diseñar y preparar los planos de construcción.

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